El Colectivo Vamos por los Derechos saluda el IV Congreso del Polo Democrático Alternativo, y a sus 766 delegadas y delegados elegidos por 418 mil personas: un gran esfuerzo colectivo que demuestra que somos una fuerza política con espíritu democrático y con considerable respaldo social. Esta exitosa consulta nos ratifica que los momentos estelares en el recorrido político del Polo –como por ejemplo, la significativa votación del maestro Carlos Gaviria en 2006, la votación por Clara y Aída en 2014, o el trabajo de nuestra bancada en el Senado y en la Cámara- son el fruto de nuestro compromiso con las luchas sociales y también el resultado de la diversidad de nuestras perspectivas políticas.
Vamos por los Derechos valora la diferencia y la diversidad en el Polo que son cualidades propias de un proceso no hegemónico, e insta a resolver las contradicciones con respeto y cordialidad en el interior del partido. Proponemos convertir en norma estatutaria el respeto de las personas y de las opiniones para de esta forma contribuir a erradicar de la controversia entre sectores y líderes de izquierda el maltrato y la descalificación. El respeto mutuo, el reconocimiento de los demás son la base para la unidad del partido, para su fortalecimiento y para crear el ambiente propicio de la convergencia con todas las fuerzas del espectro de la izquierda. Invitamos a que mañana salgamos de aquí unidos a conquistar los gobiernos locales y a construir poder en los próximos años.
Así en el espíritu de esa diversidad y en forma respetuosa, al comenzar este congreso, Vamos por los Derechos quiere dejar consignadas su visión, sus convicciones y sus propuestas sobre algunos de los principales temas de la actual situación política.
La terminación del conflicto armado y la paz
Vamos por los Derechos plantea una posición radical a favor de la terminación de medio siglo de guerra en Colombia. Concebimos el fin del conflicto armado como la cuestión estratégica primordial para construir las condiciones democráticas que nos permitan acceder al gobierno y construir un nuevo poder en los próximos años. Hemos afirmado que culminar el conflicto armado por la vía del diálogo es un imperativo histórico, ético, humanitario, social y político, que debe comprometer al Estado, a los partidos políticos, a las insurgencias, y al conjunto de sectores y movimientos sociales. Desde nuestra perspectiva, en esta coyuntura histórica lo que está en juego es la cuestión de nuestra viabilidad como Nación y nuestra contribución en el proceso de integración latinoamericana. Por eso, la terminación del conflicto armado mediante acuerdos como apuesta trascendental va más allá de los afanes e intereses sectoriales y momentaneos de cualquier actor político o económico, nacional o internacional.
Para alcanzar esta aspiración suprema, se requiere enfrentar con decisión los factores que amenazan los procesos de paz, que buscan retrotraer al país a la guerra indefinida y profundizar nuevos niveles de degradación del conflicto armado. Nos referimos concretamente a los sectores de ultraderecha que usan la perversa herencia militarista reforzada en los últimos años por el régimen uribista en fracciones de las fuerzas armadas y en fracciones del poder nacional y regional, que manipulan a la opinión pública con la invención de toda clase de falsificaciones y mentiras, que mantienen la capacidad para potenciar las aspiraciones de fracciones del narcotráfico y del paramilitarismo, que piden “paz sin impunidad” y al mismo tiempo atacan al Poder Judicial por condenar a sus cómplices en crímenes de lesa humanidad, que en definitiva le proponen al país la absurda tesis que es preferible mantenernos en la guerra que construir una salida civilizada. Estas fuerzas configuran una alianza que necesita la guerra para acrecentar sus recursos económicos y de poder político: son los enemigos de la paz a quienes no les importa empujar al país al abismo de la violencia, con tal de lograr sus objetivos; son sectores que de manera oportunista cuando no pueden contener los avances del proceso de negociación, proponen su dilación indefinida, para reacomodarse y sabotear con más fuerza la posibilidad de paz. ¡La dilación solo le sirve a esos guerreristas! Llegó el momento de ponerle punto final al conflicto armado por la vía de la solución política.
Es urgente avanzar en la disminución de las acciones armadas hasta alcanzar el cese bilateral y definitivo de hostilidades; la culminación exitosa del proceso de negociación y la firma de acuerdos con las FARC; el inicio de las negociaciones y culminación exitosa del proceso y firma de acuerdos con el ELN y el EPL; el desmonte total de las expresiones del paramilitarismo y del neoparamilitarismo; privilegiar la verdad, la reparación del daño y la restauración de la dignidad de las víctimas, la reparación a la sociedad, la justicia, la reconstrucción del tejido social, de las organizaciones y territorios afectados por el conflicto; las transfomaciones institucionales que se requieran para garantizar la no repetición; la refrendación popular de los acuerdos con la más amplia legitimidad posible; la implementación de los acuerdos con una perspectiva de desarrollo e integración territorial, la prevalencia de los derechos, la construcción de la democracia y la superación de la desigualdad. Es necesario apoyar los elementos que contienen los acuerdos de La Habana: la base de una reforma agraria integral, la apertura democrática y la nueva política con relación al narcotráfico sin criminales aspersiones de glifosato –decisión que respaldamos- y con sustitución por proyectos agricolas.
Por lo tanto, el Polo debe elaborar una agenda que contenga las acciones necesarias para defender los procesos de paz, participar en la refrendación y la aplicación de los acuerdos. Debemos prepararnos para una transición turbulenta, con las fuerzas del establecimiento pretendiendo mantener el actual estado de cosas o empujando hacia la regresión autoritaria y conservadora, incluso para el intento de configurar el tradicional Frente Nacional que han utilizado las élites para evitar todo tipo de cambio sustancial en Colombia. Tenemos que materializar el Ideario del partido en programas de desarrollo de los gobiernos locales y nacional enfocados hacia la paz. Para impulsar esta orientación política apoyamos la propuesta de creación de la Vicepresidencia de Paz y Derechos Humanos contenida en la declaración que han consensuado los compromisarios de nuestras tendencias, la cual respaldamos en su integridad.
Sobre el modelo neoliberal
Estamos convencidos de que las reformas para el cambio y la transformación de Colombia no van a provenir del establecimiento. Desde siempre hemos tenido plena conciencia de la naturaleza neoliberal del gobierno del presidente Juan Manuel Santos. Y por eso creemos que nadie debe cosechar vanas ilusiones en que este gobierno hará las reformas que exigimos. Y eso se pone en evidencia en sus políticas públicas. El gobierno en contravía del sentir de las mayorías nacionales hizo aprobar un plan nacional de desarrollo que en lugar de potenciar la implementación de los acuerdos alcanzados con las FARC e incentivar el inicio de las negociaciones con el ELN, bloquea y constriñe estas posibilidades.
El Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018 –que compendia y complementa los TLC, las imposiciones de la OCDE y las leyes de acaparamiento de tierras- representa la visión del capitalismo en su fase más destructiva, con la que las transnacionales intentan terminar de extraer todos los recursos de la naturaleza, para mantener el régimen de extrema desigualdad y enriquecimiento en el planeta. De ese proyecto forman parte la destrucción del campesinado, de los pueblos indígenas y de las comunidades afrodescendientes; la explotación de los páramos, la privatización del agua, el desvío del cause de los ríos, la comercialización de nuestra biodiversidad, y otras aberraciones semejantes. La destrucción que se está realizando y que se planea realizar a gran escala en los próximos años en Colombia representa, ni más ni menos, que un crimen ecológico contra la humanidad y también el arrasamiento de poblaciones enteras.
Por eso el Polo debe plantearse como tarea estratégica derrotar el Plan de Desarrollo mediante la movilización social y la demanda por inconstitucionalidad de la ley que lo contiene. Proponemos la realización de la Cumbre nacional contra el neoliberalismo y el hambre para diseñar una estrategia concertada. Hoy más que nunca, el Polo debe seguir en las calles y en las carreteras del país hombro a hombro con los movimientos sociales y las comunidades apoyando la protesta popular y la movilización.
Sobre la Democracia
Realmente causa gracia ver a ex presidentes colombianos ir a otros países a impartir lecciones de democracia cuando han gestado en su propio país un régimen esencialmente autoritario y corrupto. La clase política gobernante en Colombia es la menos indicada en el continente para hacerle la moral a otros sobre libertades y transparencia. En nuestra agenda política es plenamente vigente la tarea de construcción de la democracia real, entendida no como un sistema electoral sino como un sistema político con verdadera separación de poderes que garantice condiciones para el ejercicio de la oposición, que garantice los derechos de todos y no solo de las minorías, que garantice la ampliación de libertades, que garantice el derecho a la comunicación y no la manipulación permanente de la opinión pública.
En este orden de ideas, no podemos olvidar las lecciones de nuestro maestro Carlos Gaviria quien insistía en que la sociedad colombiana no ha sido una sociedad democrática y quien sostenía que la educación es el ingrediente básico para construir en Colombia una verdadera democracia, porque la ignorancia es una poderosa herramienta que utilizan las élites para privar a la gente de su capacidad de decisión. Para que exista una sociedad ilustrada para la participación democrática se requiere la educación pública universal de calidad, y por eso el Polo ha respaldado y seguirá respaldando sin vacilación el justo movimiento del magisterio por sus derechos a una vida y trabajo dignos.
De igual forma, el Polo requiere debatir acerca de las condiciones necesarias para que en el futuro próximo se de un proceso constituyente que reforme el Estado y el sistema político.
Sobre nuestras alianzas y nuestra perspectiva de poder
Vamos por los Derechos tiene la firme convicción de que nuestra táctica y estrategia políticas deben incorporar como elemento insoslayable la unidad y la convergencia de la izquierda para construir un nuevo poder en Colombia. El IV congreso del Polo debe aprobar una política de alianzas lo más amplia posible que incluya, entre otros, a la Unión Patriótica, al Partido Comunista, a la Marcha Patriótica, al Congreso de los Pueblos, al progresismo, a la ASI, a MAIS, a la Alianza Verde, al Frente Amplio por la Paz, a la Cumbre Agraria, a Clamor Social por la Paz, a Dignidad Agropecuaria, convocando a todos los movimientos y sectores sociales (a las organizaciones de mujeres, a los estudiantes, a la población indígena, afrocolombiana, campesina, a los trabajadores, Rom, LGBTI a las personas con discapacidad) para construir una amplia plataforma de lucha, una agenda de reformas que materialice plenamente el Estado Social de Derecho, que genere el modelo de desarrollo económico orientado a eliminar la pobreza, y a la defensa de la soberanía nacional. Desde este mismo punto de vista, el Polo debe abrir más espacio a los nuevos liderazgos regionales, con fuerte presencia y conducción de las mujeres, de los jóvenes y de los líderes de los movimientos sociales.
De cara a las elecciones de octubre por la alcaldía de Bogotá lo que está en juego en la campaña es la preservación y consolidación de la política social agenciada por los gobiernos de los últimos diez años. No debemos permitir que esa política sea arrasada por el tsunami neoliberal que representan los candidatos del establecimiento, la política social que han agenciado los gobiernos de izquierda es patrimonio de la ciudadanía. En octubre consolidaremos la senda del cambio y la transformación eligiendo a nuestra presidenta, Clara López Obregón, como Alcaldesa Mayor de la Capital de la República, como antesala de nuestro triunfo en las elecciones presidenciales y parlamentarias del 2018.
Sobre Nuestra América
Para finalizar, es necesario hacer un llamado a enfrentar la estrategia de la restauración consevadora en Latinoamérica y su expresión de ultraderecha militarista en nuestro país. El IV congreso debe pronunciarse contra el intento de propiciar una carrera armamentista en Nuestra América, contra los intentos de ingerencia en Venezuela y otros países latinoamericanos, contra las prácticas de exportación del paramilitarismo y de los llamados golpes blandos, así como contra la intención de convertir a Colombia en un país exportador de tropas al extranjero a través de misiones militares. El Polo Democrático Alternativo continuará defendiendo la autodeterminación de los pueblos y la no intervención en los asuntos internos de otros países, y reafirmará su apoyo a la integración latinoamericana y del Caribe.
Vamos por la paz con justicia social
Vamos a ganar el poder local para la paz
Vamos a conservar el gobierno para la izquierda en Bogotá
Vamos a transformar a Colombia
Viva el Polo Democrático Alternativo